Lufia II es uno de los
RPG más exitosos de la Super Nintendo. El juego combina
puzzles originales y variados con un
sistema de combate por turnos muy completo. Desafortunadamente, como tuve la oportunidad de sufrir en carne propia, l
a historia parece haber sido escrita por el hijo del productor del juego como un trabajo práctico para la escuela.
Al principio el juego mantiene la línea argumental estándar de los juegos de consola:
un típico chico de pueblo descubre que
está destinado a luchar contra una fuerza que amenaza al mundo. Posteriormente se le unen otros personajes destinados a ayudarlo:
Tia, una amiguita de la infancia (que está perdidamente enamorada de él);
Guy, un guerrero sin demasiada personalidad; y
Selan, una minita violenta que
se pasa medio juego diciendo que no confía en el protagonista. La historia del juego
no destaca ni molesta: está ahí para justificar las aventuras; nada más. La excepción es la introducción al juego:
una escena totalmente delirante y traída de los pelos bastante similar a esto:
Acto seguido, Erim se transforma en una bola de fuego y se va volando.Si pasamos por alto este desastre,
las primeras seis o siete horas transcurren sin incidentes: el grupo vive un puñado de aventuras bastante tontas y mata algunos cientos de monstruos genéricos. Grande es la sorpresa del videojugador cuando, tras un combate contra el que parece ser el malo final, el grupo regresa al pueblo y
la amiguita del protagonista se va a la mierda.
En la escena siguiente, contra toda probabilidad y coherencia, y sin mediar palabra,
el protagonista se está casando con la mina que no confiaba en él. No existen palabras para expresar por escrito el
WTF??? que uno siente al ver que
el protagonista se está casando con un personaje prácticamente secundario. Es como si... no sé, Cloud se casara con Reno en la mitad del juego...
Cualquiera.
Oh noes!!11!1!!!A continuación se muestran escenas de la pareja haciendo boludeces de recién casados a lo largo de un año, hasta que
Selan tiene un hijo y un malo lo rapta. Después el juego sigue, aunque, personalmente,
me importa muy poco lo que pase. Nunca en mi vida había jugado
un RPG que se fuera tanto al carajo.
Así que, ya saben: si tienen un mínimo interés en el argumento de los videojuegos que juegan (y asumo que es así; sino jugarían al Diablo),
aléjense del Lufia II. Ni el mejor sistema de combate ni los puzzles más originales justifican
semejante grasada.
Etiquetas: humor, videojuegos